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El cuarteto de Dios. Los “Seres vivientes” de Apocalipsis

Por: Admin 

Recientemente una amiga comentó: “No me gusta el Apocalipsis porque aparecen muchos monstruos”, y continuó, “¿por qué el trono de Dios está rodeado de monstruos?”.

¿Monstruos?, pensé y me dije: No lo había visto de esa manera… ¿por qué tendrá esa impresión?

En todas las épocas, la existencia de monstruos míticos formaba parte de los relatos fantásticos de las diferentes culturas. Las últimas series televisivas y películas de ciencia ficción están llenas de monstruos míticos extraídos mayormente de la imaginación del escritor inspirado en los relatos de esas culturas antiguas.

Dios también ilustra su mensaje profético con símbolos o lenguaje familiares para los destinatarios, particularmente en los libros de Daniel y Apocalipsis, donde aparecen mayores descripciones de monstruos o bestias. Pero, ¿son monstruos los que rodean realmente el trono de Dios?

“Seres Vivientes”, no monstruos

Apocalipsis 4:1 hasta 8:1 describe las actividades en el santuario celestial ante el trono de Dios con todos los agentes del bien involucrados en la salvación de la humanidad. Entre estos agentes del bien se encuentran los descritos como los “cuatro seres vivientes”.

Este escenario no debe confundirse con otro de Apocalipsis, que aparece en 11:18 a 14:20. También se introduce con actividades en el santuario pero describe seres completamente diferentes. Los seres descritos forman parte de las dos primeras señales que se describen en seguidamente. La primera, la mujer vestida con el sol, se introduce en Ap 12:1-2. La segunda señal es la de un Dragón, en Apocalipsis 12:3-14:20 que luego da luz a dos bestias. Después de que las dos primeras señales interactúan entre si, se describe los agentes del mal con bestias simbólicas terribles que se oponen a Dios y buscan la ruina de la humanidad.

Mientras que las bestias de Apocalipsis 12-13 se describen como los enemigos de Dios, los “cuatro seres vivientes” se los ve rodeando el trono de Dios (Ap 4:6-8). Son aliados de Dios, y una revisión más cercana muestra que no son monstruos en realidad. En algunas traducciones antiguas se usa la expresión “bestias” para describir a estos seres, pero en el original griego se los nombra como “seres vivientes”. Es decir, no tienen la apariencia terrible que implica el término de “bestias”. Ese término se reserva para los agentes del mal en Apocalipsis 13 y 14, que no tienen el privilegio de estar ante el trono de Dios.

Los cuatro seres vivientes, aunque extraños en su fisonomía, no deben parecernos feos o bestiales. El apóstol Juan encontró que tenía un lenguaje limitado para describir a estos majestuosos seres que eran diferentes a todo lo que conocía. Su vocabulario estaba limitado por su inteligencia humana, e incluso si hubiera entendido el lenguaje del cielo, hubiera sido incomprensible para sus lectores.

Para poder comunicar lo que veía, Juan utilizó metáforas. Esto dio como resultado una abundancia de frases con el término “como…” en sus descripciones. Juan no tuvo la intención de crear “temor” al mencionar estas criaturas. Él deseaba solo describir otros seres que estaban simplemente para servir a Dios y a su creación. Estos seres nos dan una idea de la  diversidad de seres creados por Dios.

Hay algo interesante en el retrato de los cuatro seres vivientes, pero su propósito es más importante.  Un breve recorrido por Apocalipsis nos ayudará a ver qué es lo que hacen:


El significado de estos cuatro seres vivientes ha sido objeto de mucha discusión. Algunos sugieren que el primero ser viviente simboliza la Iglesia redimida y el último a la creación animada que se reúnen alrededor del trono en las alabanzas al Todopoderoso. Otros discuten esta postura indicando que estas criaturas son las mismas descritas por Ezequiel 1 con algunas pequeñas diferencias.[1] Este último tiene más apoyo, ya que en Juan y Ezequiel utilizan los mismos términos para describir las criaturas que ven.[2]El significado detrás de cada “ser viviente”

La expresión grupal “los cuatro seres vivientes” aparece en varios capítulos de Apocalipsis, pero a estos seres también se los ve actuando en forma individual. La tabla de arriba muestra las referencias individuales a cada ser viviente y los nombres que reciben en otras partes de Apocalipsis.[3] Traduje del texto original griego para que se pueda notar lo que a veces no se percibe en algunas traducciones al español.

Términos que describen a los Seres Vivientes de Apocalipsis 4:7

El primer “ser viviente”

El primer “ser viviente” tiene rostro semejante al de un león y voz como de trueno (Ap 6:1). Este primer ser interviene en la apertura del primer sello (Ap 6:1).  Aunque a este ser se lo nombre “el uno de” los seres vivientes en lugar de “el primero”, es fácil notar que es el primero en la secuencia. Esta misma expresión coincide con la que se usa para describir al que entrega las copas de las plagas a los siete ángeles en Apo 15:7.

Este ser se encarga de iniciar dos secuencias: (1) la descripción de los eventos que desencadenan el juicio de Dios en el escenario de los sellos; y (2) el inicio de la ejecución del juicio en la escena de las copas de la ira de Dios.

El segundo y el tercer “ser viviente”

El segundo y el tercero de los seres vivientes solo aparecen en ocasión de la apertura del segundo y tercer sello respectivamente. No se han encontrado semejanzas que describan a estos seres en el resto del libro de Apocalipsis.

El cuarto “ser viviente”

El cuarto “ser viviente” aparece descrito como “un águila en vuelo” o “un águila volando” (4:7).  El el cuarto en orden de aparición, y anuncia la apertura del cuarto sello (Ap 6:7). En el siguiente escenario de las trompetas aparece antes de que suenen las últimas tres trompetas y se lo identifica por su fisonomía como un “águila volando” y no con el orden numérico de aparición como en el escenario de los sellos (Ap 8:13). La expresión en el original griego es la misma que describe a este ser en Ap 4:7.

Debido a la existencia manuscritos griegos que tienen variantes del texto, las Biblias en español hacen traducciones diferentes de Apocalipsis 8:13. A eso se debe que no haya sido posible identificar a este cuarto “ser viviente” descrito como “un águila volando” en traducciones de la Biblia que se basan en manuscritos tardíos y, por eso, varias traducciones reflejan la variante de “un ángel que volaba” en lugar de un “águila que volaba”. Las versiones de la Biblia más actuales reflejan mejor la traducción correspondiente a manuscritos más tempranos. Esta referencia a un “águila volando” en Apocalipsis 8:13, nos permite relacionar esta criatura con la del cuarto ser viviente de Apocalipsis 4:7.

Es interesante que Juan parece aludir ya más informal o amistosamente a la persona del cuarto “ser viviente” usando nuevamente su apariencia y no su secuencia numérica. En la visión, Dios enfatiza a Juan la apariencia de este ser viviente para diferenciar a este ser viviente con otras criaturas. ¿Por qué? Una buena razón podría ser que el águila es uno de los enemigos naturales de la serpiente

El águila es un don de Dios.  La mujer recibe “dos alas” de “la gran águila”. Dios le brindó a la mujer el servicio poderoso del cuarto “ser viviente”, para que auxilie al remanente que protege la Palabra de Dios. Esta referencia es al cuarto ser viviente, no a Dios. Algunos interpretan que es la persona de Dios y relacionan este pasaje con Éxodo 19:4. Pero parece más una criatura creada por Dios, como el cuarto ser viviente, que se encuentra al servicio de Dios para colaborar en el plan de la salvación.

Propósito divino

Los “seres vivientes” que se describen alrededor del trono de Dios son agentes del bien directamente involucrados en el gobierno divino. No son “monstruos” o “bestias” terribles y dañinas, sino seres creados por Dios y que colaboran con él para la salvación del ser humano.

Los cuatro seres vivientes están cerca del trono de Dios y participan como emisarios en la lucha que se desarrolla en la tierra entre el bien y el mal. Su función es advertir sobre los terribles acontecimientos que van a producirse y en algunos casos también actúan protegiéndonos del peligro.

El cuarto ser viviente aparece en tres de los escenarios del Apocalipsis (el de los sellos, el de las trompetas y el de las señales). Todos tienen una conexión estrecha con eventos terribles. Son momentos de extrema persecución contra los fieles del pueblo de Dios. Del último escenario en el que aparece el cuarto ser viviente (Ap 12:14) podemos inferir que su intervención va más allá del anuncio o descripción de un suceso. Protege a los fieles que resguardan la Palabra de Dios durante momentos terribles de persecución.

Los momentos de los tres escenarios en que aparece el cuarto ser viviente podrían describir un mismo período o lapso de tiempo. Un período de tiempo sumamente terrible de persecución y de oscurecimiento del conocimiento de la Palabra de Dios.

Apocalipsis muestra que Dios usa todo recurso disponible en su esfuerzo por rescatar a la humanidad. Él mismo interviene al ofrecerse como rescate en la persona de su Hijo, también está activo en la persona de su Espíritu. También involucra a muchos otros seres especiales creados por él que desempeñan una parte activa en la redención de sus hijos terrenales.

Los cuatro seres vivientes nunca debieran ser vistos como “monstruos”, porque son símbolos del indecible amor y devoción de Dios hacia la humanidad.

[1] B. W. Johnson, “People’s New Testament”, 1891. Disponible en http://www.biblestudytools.com/ commentaries/peoples-new-testament/revelation/4.html?p=3; Internet consultada el 3 de febrero de 2012.

[2] Cf. Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ (Berrien Springs, Michigan: Andrews University Press, 2002), 194; Alberto R. Treiyer, El Día de la Expiación y la purificación del Santuario (Florida, Buenos Aires: ACES, 1988), 480-481.

[3] Véase Ap 4:6, 8; 5:6, 8, 14; 6:1; 6; 7:11; 14:3; 19:4.

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